Abriendo caminos para el acceso a la educación
En 2008 el ciclón Nargis devastó la región de Ayeyarwady, al sur del país, costando la vida de 140.000 personas. Muchas de estas muertes podrían haberse evitado si el gobierno hubiera alertado a la población, ya que conocían la magnitud del fenómeno días antes de que ocurriera pero no lo comunicaron a la población, o si una vez ocurrido el desastre hubiera dejado actuar a las organizaciones humanitarias que ofrecían su ayuda. Muchos de los supervivientes murieron por la falta de alimentos y agua potable, ya que la ayuda no llegó hasta pasadas varias semanas, después de que la presión internacional hiciera efecto en los dirigentes.
El ciclón dejó familias rotas, aldeas desaparecidas, campos de cultivo inservibles e infraestructuras destrozadas. Una de estas zonas fue la región de Ayeyarwady que engloba 6 aldeas situadas entre manglares y comunicadas únicamente por río. Tras el ciclón, la población fue recuperando su forma de vida, pero muchas de las infraestructuras esperan todavía su reconstrucción. Los principales puentes que las unían fueron destruidos por el ciclón siendo sustituidos por puentes de bambú construidos por los habitantes de las aldeas. Éstos son inseguros y poco duraderos y hay habitantes que los atraviesan con mucha dificultad, como los ancianos y los niños.
Algunas aldeas sólo tienen escuela pública hasta primaria y tan sólo unas pocas escuelas ofrecen educación de secundaria. La precaria infraestructura que comunica las aldeas dificulta el acceso de muchos niños a las escuelas ubicadas en otras aldeas. Hasta la fecha algunos puentes provisionales de bambú han sido sustituidos por puentes de madera rígida o de cemento, pero hay un puente principal que todavía tiene una estructura muy inestable.
La escuela pública de primaria y secundaria de Seyala tiene capacidad para más alumnos, pero los alumnos de las otras aldeas tienen dificultad de acceso debido a la precaria infraestructura que las une: un puente de bambú de 6 metros de altura (los barcos navegan por debajo) que no toda la población puede usar. Las personas mayores y los niños tienen muchas dificultades para cruzar y la mayoría de los niños necesitan a un adulto para cruzar con ellos en brazos.
Después de construir nuestro primer proyecto en territorio birmano, la escuela Kyel Dagon, iniciamos un nuevo proyecto: la sustitución del puente principal que une las aldeas por un puente de hierro. Dicho puente conecta 6 aldeas de esta región y facilita el acceso a los colegios de las otras aldeas. Ha sido un proyecto diseñado por los habitantes de dichas aldeas y propuesto a Colabora Birmania para la búsqueda de financiación que, gracias a la concesión del Premio Natura 2015, muy pronto se va a convertir en toda una realidad.