De las más de 400 las víctimas civiles a manos del ejército de Birmania, desde que éste tomara el poder y proclamara el Estado de Emergencia el pasado 1 de febrero, 35 son niños, según un comunicado de la directora ejecutiva de la agencia de la ONU para la Infancia.

La Fundación Colabora Birmania, que lleva en la frontera tailandesa trabajando desde 2009 en favor de refugiados y desplazados birmanos en este país, condena las muertes de civiles que de forma pacífica se manifiestan en favor de la democracia arrebatada, y en particular las muertes de los menores, el más pequeño de 5 años. Así mismo, alerta de las consecuencias que a medio plazo esta crisis tendrá sobre los menores.

Birmania está situada en el puesto 145 de 189 países analizados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre Índice de Desarrollo Humano. Las cifras sobre la infancia son aun peores. Se calcula que el 55% de los niños en Birmania viven en situación extrema de pobreza, con accesos limitados a servicios de salud, educación, alimentación y protección.

“La represión y violencia en Birmania está acarreando una subida alarmante de alimentos y productos de primera necesidad, paralizando escuelas y cancelando programas de protección, lo que pone en grave peligro de desnutrición y situación gravemente vulnerable a miles de niños”.

Según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) birmana.

El número total de muertes debido a la violencia militar y policial contra manifestantes y civiles en Birmania asciende ya a 459.